Fabricar tableros a partir de cáscara evita los problemas medioambientales de la cáscara y además aprovecha las propiedades que la hacen incomestible, especialmente su dureza y resistencia a la humedad. Estas propiedades se mantienen en los tableros que, además, son resistentes al fuego y a los hongos, pueden trabajarse con maquinaria de carpintería, no se consume agua en su producción y, aunque parecen de madera, no se tala ni un solo árbol y no emiten formaldehído (sustancia clasificada como cancerígena por la OMS emitida por muchos productos fabricados a partir de derivados de la madera que usan resinas a base de urea-formaldehído, como tableros de aglomerado, MDF o contrachapado).